miércoles, 30 de octubre de 2013

Hola

Tercera Nariz es un intento de poner en palabras toda las sensaciones que me genera el vino: las sensoriales y las otras, como las que surgen cuando se comparte una botella en una primera cita, en una reunión de trabajo donde la gente apenas se conoce entre sí o un martes a la noche después de cenar.

Es que el vino es, ante todo, un facilitador: profundiza las conversaciones, desinhibe al tímido, nos vuelve mas introspectivos y serenos o mejores bailarines o guionistas, según la oportunidad. 

Es, además, una buena excusa para viajar y conocer lugares nuevos. Y  junto con los vinos de esos lugares uno termina fascinándose también por sus tierras, pueblos y costumbres milenarias. 

El vino tiene esa cosa de placer inmediato que hasta los más estrictos *  podrían tildar de esnobismo. Pero cuando bebemos vino se ponen en marcha todos los nuestros receptores de nuestro sistema nervioso central y se abre el cajón de nuestra memoria sensorial, recordando todo lo que olimos o degustamos alguna vez y, por un minuto,  volviendo a los lugares donde todo eso pasó, lo cual me parece bastante intenso. 

Y hay una razón más, que creo que es mi favorita: El vino es un gran constructor de anécdotas.  


(Con mi amiga Lau en el circuito de la ruta del vino en Cafayate.)

* Eh, estricto. Tomate un vino, ameo.